sábado, 28 de enero de 2012

ORGANIZACIÓN DE GEROABAI-RIBERA

Convocamos a quienes se consideren afines o simpatizantes de la coalición GEROABAI a la reunión prevista para el sábado 11 de febrero en Ribaforada, con el objetivo de proponer y/o adoptar -en su caso- formas de organización y funcionamiento -provisional- de la coalición a nivel de La Ribera.
Como sabéis, Ribaforada es la localidad de la merindad de Tudela en la que más porcentaje de voto hubo para Geroa Bai en las últimas elecciones.
Además NaBai tuvo dos concejales que actualmente están en Geroa Bai y trabajaron en favor de Uxue al parlamento de Madrid.

Esperamos las aportaciones de todos.También la confirmación de asistencia. Os pedimos que difundáis la celebración del acto e invitéis a participar en él a todas las personas que se sientan cercanas a Geroa Bai.
En la Asamblea General de la asociación Zabaltzen celebrada hoy sábado 28 en Burlada se planteó la cuestión del objeto de esta reunión en Ribaforada y la misma fue muy bien acogida por los interlocutores de Zabaltzen (Uxue Barcos y José Miguel Gamboa). Así como por otros miembros de Zabaltzen tales como Koldo Martínez, Antton Urra, José Luis Mendoza, entre otros.  
Asimismo, se comentó que las bases organizativas existentes constituyen un documento de trabajo que será sometido a discusión y abierto a la participación de los miembros de Zabaltzen, PNV e independientes, simpatizantes y afines a la Coalición.

sábado, 14 de enero de 2012

EJEMPLAR

A CONTINUACIÓN REPRODUCIMOS EL ARTÍCULO DE JOSÉ I. LACASTA PUBLICADO HOY EN EL DIARIO DE NOTICIAS:

TRIBUNA ABIERTA

Ejemplar




POR JOSÉ IGNACIO LACASTA-ZABALZA - Sábado, 14 de Enero de 2012 - Actualizado a las 05:10          
-
LA Casa Real ha comunicado que el comportamiento de Iñaki Urdangarin no es ejemplar. ¿Qué será entonces lo que se dice una conducta ejemplar? Esa palabra tiene varios significados en el Diccionario de la Real Academia. Si pensamos en lo que atañe a Urdangarín, ciertamente el vocablo no se refiere a un objeto de una colección científica ni a un libro escrito, sino a una persona. Hasta ahora, el duque podría ser un ejemplar de la realeza española, pero resulta que acaba de ser expulsado institucionalmente de la misma. Menos estamos ante lo que se llama un ejemplar único, un original, pues en el sistema político español actual hay quienes pueden exhibir similares niveles de corrupción y hasta mayores (no es un dato menor que la Audiencia Nacional no haya querido hacerse cargo del caso por su escasa cuantía).


Como tampoco se debate sobre un escarmiento de ese calibre ("un castigo ejemplar"), sino todo lo contrario, donde humea el fuego del tratamiento excepcional y privilegiado, junto a posibles y generosas prescripciones de los delitos económicos por estos pagos legales, entonces hay que deducir forzosamente que la Corona quiere decir con ese concepto lo que primero de todo asevera el Diccionario: "que da buen ejemplo y, como tal, (es) digno de ser propuesto como modelo".


Pues en algo habrá que coincidir con la Casa Real, porque Iñaki Urdangarin, por lo que se conoce, no da precisamente un buen ejemplo ético; y modelo, lo que se dice modelo, podrá serlo, por su planta, de alguna marca deportiva, pero nunca de una conducta moral medianamente seria. Como se ha sabido de sus lucrativas asociaciones y de las muestras de trasvasar caudales públicos a sus privadas cuentas, estamos más bien ante lo que en términos castizos se ha llamado con precisión un punto filipino. Alguien con un rostro de hormigón armado, y con tal conciencia de actuar con impunidad, que esparce huellas, incluso manuscritas, por todas partes.


Por cierto, el curioso comunicado de la Casa Real deja jurídicamente a Urdangarin a los pies de los caballos, porque, pueden pensar los jueces, si los propios suyos rechazan ese proceder moral en los negocios, estamos ante un culpable hasta para su propia familia. Si bien este oficio de la Corona encierra así mismo su sutileza, ya que va en él implícito otro mensaje para el gran público: solamente Urdangarin es el rechazado y, por supuesto, no lo es su mujer, la infanta, por más que inequívocamente aparezca como miembro de alguna de las sociedades afectadas por las pesquisas judiciales.


No obstante, se puede ir algo más lejos y sacar el caso de sus límites periodísticos con entrada en algunas cuestiones constitucionales, que presentan mucho más calado. Nadie puede ser condenado por ser un inmoral, un elemento poco o nada ejemplar en el léxico de la Corona, sino por haber cometido un delito que hay que probar en los tribunales para que sea tal figura. La Casa regia nos quiere hacer creer, con eso, que tal metafórico y aristocrático inmueble no puede ser habitado más que por personas ejemplares en todas las facetas de su vida. Lo que es como creer en otros reyes, en los Magos, pues en todas las familias -o en casi todas- hay sinvergüenzas de diverso género y especie. Además, no se puede hablar de criterios morales de modo unívoco, pues, por ejemplo, para quien esto escribe, no son lo mismo las manías eróticas de los Borbones y sus actividades amorosas (las cuales hay que respetar como las de cualquier ciudadano y las zonas íntimas de todo comportamiento), que una gravísima acusación -con serios indicios racionales de criminalidad- de embolsarse de modo privado un cuantioso dinero público.


Hay otro aspecto más inquietante que ha quedado de manifiesto con este asunto, y es el de la rareza constitucional de todo lo que concierne a esta monarquía borbónica. ¿Qué es, constitucionalmente, ese extraño ente o artefacto llamado Casa Real? En la Constitución se habla del Rey y su heredero, pero se guarda silencio sobre esa artificial organización que emite comunicados como el que excluye oficialmente de la misma al duque de Palma.


Y es que todo lo que rodea a la monarquía española se sitúa en el ámbito de la opacidad y la falta de luz. Sin que haya remediado esa falta de transparencia la publicación última ¡por fin! de las monárquicas cuentas del presupuesto oficial. Al margen de periodistas y políticos que consideran a Anasagasti, para desprestigiarlo, como una suerte de Peñafiel nacionalista, lo cierto es que Iñaki da en el clavo de lo que acontece constitucionalmente con la Corona española. Por decirlo en síntesis: la jefatura del Estado español no solamente es hereditaria (al igual que una finca rústica), con prevalencia anticonstitucional del hombre sobre la mujer (de tiempos de Chilperico, como decía Voltaire de la Ley Sálica y el mayorazgo), sino que también es incontrolable. El Rey es irresponsable por definición constitucional y ningún poder, ni siquiera el judicial, puede controlarlo.


Todo arranca de ahí y es bastante ilustrador lo que escribe Iñaki Anasagasti en su blog del día 28-XII-2011, tanto del titular de la Corona como del propio Urdangarin. Quien quiera consultarlo tiene motivo de reflexión acerca de la actitud de Juan Carlos I ante la guerra de Irak, su propio patrimonio, la falta de deslinde entre lo público y lo privado, el conocimiento de lo actuado por Urdangarin, la posible implicación de la infanta, etcétera. Algo nada ejemplar para ser el Rey un ciudadano que constitucionalmente está libre de toda sospecha, como rezaba el título de una afamada película.